Rosalind Franklin. Ilustración: Dácil García

La vida y obra de la química Rosalind Franklin son un testimonio emocionante de dedicación, perseverancia y pasión por la ciencia. Nacida en Londres en 1920, Franklin recibió una educación sólida en física y química y, después de graduarse en Cambridge en 1941, consiguió una beca para su tesis doctoral. Durante la Segunda Guerra Mundial, ayudó en la investigación sobre el carbón y, tras de la guerra, completó su tesis doctoral en 1946.

Rosalind Franklin: DNA’s unsung hero. Cláudio L. Guerra

Posteriormente, Franklin realizó una investigación postdoctoral bajo la dirección de Adrienne Weill, una científica francesa refugiada en Inglaterra. En 1947, se trasladó a París, donde trabajó en el Laboratorio Central de Servicios Químicos del Estado y aprendió la técnica de difracción de Rayos X. Utilizando esta técnica, Franklin produjo imágenes de moléculas, especialmente de ADN, que resultaron cruciales para el descubrimiento de la estructura del ADN en 1952.

Con la técnica de difracción de rayos X, Rosalind Franklin logró lo que nadie más había hecho antes: imágenes detalladas de la estructura del ADN.

Fotografía número 51 del ADN

Las imágenes que Franklin tomó con la técnica de difracción de Rayos X fueron cruciales para el descubrimiento de la estructura del ADN por Watson y Crick en 1952. Sin embargo, en aquel entonces, los científicos masculinos reconocieron su contribución solo tardíamente y la describieron como una «feminista que se quejaba de trivialidade. Sin embargo, con el tiempo, Watson y Crick reconocieron la importancia del trabajo de Franklin y su papel fundamental e irremplazable en el descubrimiento de la estructura del ADN.

ADN El secreto de la foto 51

A pesar de las restricciones y desafíos en un entorno predominantemente masculino, Franklin continuó dedicándose a su pasión por la ciencia y produjo investigaciones importantes en sus estudios.

El 16 de abril de 1958 fallece en Londres víctima del cáncer, vinculado a sus repetidas exposiciones a la radiación durante sus investigaciones.

En 1962 sus colegas Watson, Crick y Wilkins son galardonados con el Premio Nobel por su trabajo en el descubrimiento del ADN. El nombre de Rosalind Franklin no se mencionó ni se reconoció su contribución en dicho avance científico sin precedentes.

A pesar de no ser reconocida en su momento, la investigación de Franklin sobre la estructura del ADN fue crucial para el descubrimiento de la doble hélice. Su legado continúa inspirando a generaciones de científicos en todo el mundo.

Franklin es un recordatorio poderoso de la importancia de valorar y apoyar a todos los científicos, independientemente de su género, y su legado continúa inspirando a la próxima generación de científicos.

Referencias:

Braun, G., D. Tierney & H. Schmitzer. 2011. How Rosalind Franklin discovered the helical structure of DNA: Experiment in diffraction. Physics Teacher 49: 140-143.

Elkin, L.O. 2003. Rosalind Franklin and the double helix. Physics Today March: 42-48.

Franklin, R.E. & R.G. Gosling. 1953. Molecular configuration in sodium thymonucleate. Nature 171: 740-741.

Glynn, J. 2008. Rosalind Franklin: 50 years on. Notes & Records of The Royal Society 62: 253-255.

Maddox, B. 2003. The double helix and the “wronged heroine”. Nature 421: 407-408.

Dácil García
@noviembreda.art

Bárbara McClintock fue una de las grandes científicas en el campo de la genética. Nació en 1902 en Hartford (Conneticut). Desde pequeña fue muy independiente y solitaria.

Una vez terminados sus estudios de secundaria se matriculó en la Universidad de Cornell en contra de la voluntad de su madre, que creía que eso le perjudicaría de cara al matrimonio. En 1919 comenzó a estudiar botánica en la Escuela de Agricultura de Cornell, obteniendo el título de Bachelor of Science (BSc) en 1923.

Su interés por la genética comenzó en 1921 cuando conoció a C.B. Hutchison, un mejorador vegetal, durante la impartición de un curso, quien viendo su interés, la invitó a participar en un curso de genética para graduados en 1922.

En 1927 se doctoró en Botánica y pasó a liderar un grupo que se dedicó a trabajar en la citogenética del maíz, a lo que dedicó toda su vida.

Pero estas investigaciones no fueron aceptadas por sus colegas, por lo que en 1953 dejó de publicar. Posteriormente otros científicos publicaron lo que ella había manifestado sobre la expresión genética.

Hizo importantes descubrimientos sobre la recombinación de los genes durante la meiosis.

Sus innovadores resultados llegaron de la mano de una planta muy utilizada en investigación y en nuestra alimentación diaria: el maíz. Estudiando su genoma, , vio por primera vez que existía una serie de secuencias genéticas que podían, de alguna extraña manera, cambiar su posición. Más adelante a estos genes «saltarines» se les llamó transposones.

Por el gran valor de sus descubrimientos fue galardonada en varias ocasiones y pasó a formar parte en 1944 de la Academia Nacional de Ciencias de EEUU. En la década de los cuarenta y cincuenta siguió avanzando, descubriendo el proceso de transposición genética y los utilizó para explicar cómo los genes determinan ciertas características físicas.

Desarrolló hipótesis sobre la expresión de los genes y cómo se transmiten los caracteres parentales a la descendencia.

Posteriormente se dedicó a la citogenética y etnobotánica de las razas de maíz de Sudamérica.

Finalmente, sus méritos fueron reconocidos y le otorgaron el premio Nobel de Medicina y Fisiología en 1983. Era la séptima mujer que recibía el preciado galardón de ciencias y, además, éste generalmente se concede a investigaciones de Biomedicina o Biología Animal, nunca antes se había otorgado por estudios realizados en plantas, siendo la primera mujer en lograr este Nobel en solitario. Murió en 1992 a los 90 años.

Para la comunidad científica, Barbara McClintock está entre las figuras más grandes de la Biología del siglo XX. La vida de esta excepcional mujer, que siempre supo mantenerse firme en sus convicciones y ajena a los altibajos de las modas o corrientes biológicas en boga, representa, por encima de todo, la libertad del pensamiento.

Gente de ciencia con Brian Cox – Dame Ottoline Leyser sobre Barbara McClintock

REFERENCIAS:

Martínez Pulido, Carolina (2014). Barbara McClintock y la libertad de pensamiento. Vidas científicas. Mujeres con ciencia.

Rodríguez Hernández, Isidoro Jesús (2019). Cuadernillo de la serie «Hoy hablamos de ella en clase», dedicado a Barbara McClintock, premio Nobel de Medicina y Fisiología en 1983. 

Dácil García
@noviembreda.art

Carolina Martínez Pulido es una científica inspiradora y amable. Ha hecho grandes contribuciones en su campo de estudio y en la actualidad es divulgadora feminista de la ciencia.

Carolina es Doctora en Biología, por la Universidad de La Laguna, donde también impartió la docencia a lo largo 3 décadas. Durante varios años su línea de investigación estuvo centrada en la Biotecnología Forestal, obteniendo el protocolo de micropropagación de Pinus canariensis dentro del programa P.P.R.G. (Plant Phisiology Research Group) de la Universidad de Calgary (Canadá), donde pasó dos años en el período 1988-1990.

Sobre este tema ha publicado diversos artículos en revistas especializadas. Asimismo, la investigación realizada en Canadá se sintetizó en el libro: “Cultivo de tejidos vegetales. Multiplicación vegetativa in vitro del pino canario” (1990).

A día de hoy realiza una importante labor en el área de la divulgación, colabora en el Blog de la Catedra de Cultura Científica la Universidad del País Vasco ‘Mujeres con Ciencia’ y comparte numerosas conferencias de divulgación. 

También ha escrito varios libros sobre mujer y ciencia, como “La senda mutilada: La evolución humana en femenino”. Esta obra es una de nuestras lecturas recomendadas, es un viaje hacia una nueva perspectiva de la ciencia, es una visión del mundo donde la mujer existe y es protagonista.

Por sus contribuciones profesionales ha recibido diferentes distinciones.  En marzo de 2017 recibió el XXIV Premio de Divulgación Feminista «Carmen De Burgos», otorgado por la Asociación de Estudios Históricos de la Mujer (AEHM) de la Universidad de Málaga. Miembro de su Jurado en 2018.

En marzo de 2018 recibió el Premio del Instituto Universitario de Estudios de las Mujeres (IUEM) en reconocimiento a las investigadoras 4ª edición (Universidad de La Laguna).

Su labor es un ejemplo a seguir y todo un referente para aquellas mujeres que sueñen con dedicarse a la ciencia.

REFERENCIAS:

Martínes Pulido, Carolina (2012). “La Senda Mutilada: La evolución humana en femenino”. Editorial Minerva Ediciones (Colección Estudios sobre la mujer).